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lunes, 31 de agosto de 2015

Recubrimientos comestibles a base de biomóleculas para 3 nuevos productos



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Recubrimientos comestibles a base de biomóleculas para tres nuevos productos elaborados con carne de pescado fueron desarrollados por el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos (ICTA) de la Universidad Nacional, dichas cubiertas, presentes en los extractos etanólicos de propóleos y de aceite esencial, fueron pensadas para especies nativas colombianas como la cachama, el yamú y el bocachico. Los estudiantes de la Maestría en Ciencia y Tecnología de Alimentos desarrollaron nuggets, luncheon fish y filetes a partir de estos peces y de la tilapia, especie introducida de África.

El proyecto, financiado por Colciencias, utilizó compuestos extraídos de la microbiota natural, un polímero de quitosano que se obtiene de las corazas de los crustáceos. Como base polimérica se empleó aceite esencial de laurel y extracto de propóleo, que impiden la actividad microbiana y son antioxidantes.

El recubrimiento, además de alargar la vida útil del producto por más de 15 días, eliminaría la utilización de químicos para su conservación. “Es un sistema en el cual se adicionan componentes que se pueden consumir con el alimento”, explicó el profesor Héctor Suárez Mahecha, Ph. D. en Ciencia de Alimentos.

La idea surgió del interés por encontrar productos nuevos para el sector acuícola, oferta que escasea en el país. “Acá solo conseguimos pescado entero y algo de filetes, lo que en comparación con otros países es desalentador”, señaló el docente.

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Nuggets de Cachama
“Los filetes de pescado fueron sometidos a tratamientos mecánicos y físicos para las espinas. Los demás productos fueron nuggets y luncheon fish de cachama, una especie de jamoneta que se puede consumir en sándwiches, sofreír o comer cruda”, aseguró Andrea Paola Rodríguez, estudiante de la Maestría en Ciencia y Tecnología de Alimentos.

El recubrimiento se forma al sumergir el alimento en los extractos etanólicos de propóleos y aceite esencial, que crean una capa de solución que luego se seca.

Además, los investigadores identificaron los flavonoides, compuestos que protegen a las especies vegetales de los efectos nocivos de los rayos solares; luego, los aplicaron a la película comestible, que se fabrica con carbohidratos y alginatos, polímeros orgánicos.

“En la etapa final se tuvieron en cuenta ciertas características de color, textura y propiedades funcionales tecnológicas como la capacidad de retención de agua, de concentración de gel y la sensación al paladar. Estas variables indicaron para cada especie qué tipo de producto resultaba más apto”, agregó la estudiante Rodríguez.

Para el caso luncheon fish, la mejor carne fue la de cachama. A este producto no se le agregó grasa y se obtuvo un 8% en proteína neta. 
Fuente: Agencia de Noticias U.N.

miércoles, 29 de julio de 2015

Valor nutricional de aceite amazónico es similar al de oliva

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Análisis realizados por el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos de la U.N. (ICTA) al aceite de palma de seje, determinaron grandes similitudes nutricionales con el de oliva. Además se encontró un alto contenido de omega 3 y 9, superior al del aceite de palma africana. Esta investigación se concentró en la obtención y el uso del aceite de la palma de seje (Oenocarpus bataua), propia de la Amazonia, aunque también se produce en Chocó, Boyacá y los Llanos Orientales. 


“El aceite de seje presenta un 77% de omega 9, mientras que el de palma africana tiene una cantidad relativa de entre el 36% y el 44%. En cuanto al de oliva, se encuentra en el mismo rango”, explica José Wilson Castro, investigador del ICTA en el área de Procesamiento de Vegetales. Estos resultados son importantes, pues el consumo de productos con omega reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares y los niveles de colesterol y triglicéridos. 

En esta palma, que también se encuentra en países como Venezuela, Brasil, Ecuador, Perú y Bolivia, los investigadores indagaron sobre el tipo de aceite que produce, los porcentajes de rendimiento, la calidad, la composición química, la acción en el organismo y el valor alimenticio y calórico, entre otros. Asimismo, se desarrolló un aderezo y otros productos. 

Uno de los objetivos de este trabajo de investigación, dirigido por la profesora María Soledad Hernández, es optimizar la extracción del aceite que realizan las comunidades indígenas de la región amazónica, quienes lo obtienen de forma artesanal, pero afectan la vida útil del producto. Ellos lo hacen mediante maceración y cocción del fruto, para separar la semilla de la pulpa, la cual hierven para extraer un sobrenadante, que es el aceite. Dichas comunidades aprovechan toda la palma. Así, por ejemplo, las hojas son utilizadas para la construcción de los techos de las malokas y el tronco es empleado en los cercos y en la elaboración de artesanías. Junto a las semillas, la pulpa del fruto es usada para producción de bebidas. Aunque científicamente no se ha comprobado su efectividad, los indígenas también hacen uso medicinal de esta planta para tratar cuadros gripales y brotes de tuberculosis. 

Esta palma es nativa, silvestre y no tiene grandes extensiones, además su producción se hace en chagras, áreas de cultivos pequeñas. Precisamente, esta última es una de las razones por las que se busca promover su cultivo sostenible. 

Este trabajo se realiza en conjunto con el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (Sinchi), la Universidad Central de Venezuela y el Hospital Militar de Venezuela. 


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