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Análisis realizados por el Instituto de
Ciencia y Tecnología de Alimentos de la U.N. (ICTA) al aceite de palma de seje, determinaron grandes
similitudes nutricionales con el de oliva. Además se encontró un alto
contenido de omega 3 y 9, superior al del aceite de palma africana. Esta investigación se concentró en
la obtención y el uso del aceite de la palma de seje (Oenocarpus bataua), propia de la Amazonia, aunque también se produce en Chocó, Boyacá y los Llanos Orientales.
“El aceite de seje presenta un 77% de omega 9, mientras que el de
palma africana tiene una cantidad relativa de entre el 36% y el 44%.
En cuanto al de oliva, se encuentra en el mismo rango”, explica José
Wilson Castro, investigador del ICTA en el área de Procesamiento de
Vegetales. Estos resultados son importantes, pues el consumo de productos con
omega reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares y los niveles de
colesterol y triglicéridos.
En esta palma, que también se encuentra en países como
Venezuela, Brasil, Ecuador, Perú y Bolivia, los investigadores indagaron
sobre el tipo de aceite que produce, los porcentajes de rendimiento, la
calidad, la composición química, la acción en el organismo y el valor
alimenticio y calórico, entre otros. Asimismo, se desarrolló un aderezo y
otros productos.
Uno de los objetivos de este trabajo de investigación, dirigido por
la profesora María Soledad Hernández, es optimizar la extracción del
aceite que realizan las comunidades indígenas de la región amazónica,
quienes lo obtienen de forma artesanal, pero afectan la vida útil del
producto. Ellos lo hacen mediante maceración y cocción del fruto, para separar
la semilla de la pulpa, la cual hierven para extraer un sobrenadante,
que es el aceite. Dichas comunidades aprovechan toda la palma. Así, por ejemplo, las hojas son utilizadas para la construcción de
los techos de las malokas y el tronco es empleado en los cercos y en la
elaboración de artesanías. Junto a las semillas, la pulpa del fruto es
usada para producción de bebidas. Aunque científicamente no se ha
comprobado su efectividad, los indígenas también hacen uso medicinal de
esta planta para tratar cuadros gripales y brotes de tuberculosis.
Esta palma es nativa, silvestre y no tiene grandes extensiones,
además su producción se hace en chagras, áreas de cultivos pequeñas.
Precisamente, esta última es una de las razones por las que se busca
promover su cultivo sostenible.
Este trabajo se realiza en conjunto con el Instituto Amazónico de
Investigaciones Científicas (Sinchi), la Universidad Central de
Venezuela y el Hospital Militar de Venezuela.
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