viernes, 3 de julio de 2015

Nueva variedad de orquídeas son indicadoras de cambio climático

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Equipo de Univalle que descubre nueva variedad señala que son las primeras en sufrir cambio en clima.


Fue en un cañón del río Dagua, a 1.300 metros de altitud, en una zona aislada y poco explorada cuando en junio de 2012 un grupo de investigación de la Universidad del Valle se sorprendió de la belleza de una orquídea.

Tuvieron que pasar más de dos años de confrontación gráfica y de documentación hasta certificar que no se tenían registros de ella. Así se pudo tener la certeza de estar ante una nueva variedad: la Encyclia parkeri, nombre de un amante de estas especies, que luego logró reproducirla en Hawai.

“Es como bautizar un hijo. Descubrir una nueva especie pasa muy pocas veces en la vida de un biólogo o no pasa nunca. Por fortuna Colombia tiene muchas zonas inexploradas por su extensión, el conflicto armado o falta de recursos”, dice Guillermo Reina-Rodríguez investigador del Departamento de Geografía de Univalle, quien junto al profesor Jorge Rubiano Mejía y Fabio Castro, del semillero de investigación del alma mater, llevaron adelante el proyecto ‘Orquídeas y cambio climático’, logrando un inventario de esta especie en el valle geográfico del río Cauca.

En la descripción de la nueva especie también participaron Carlos Leopardi del Centro de Investigación Científica de Yucatán (México) y Gustavo Romero-González del herbario Oakes Ames, de la Universidad de Harvard, en los Estados Unidos.

Reina señala que el estudio de las orquídeas puede llevar a indicadores del cambio climático “ya que el 69 por ciento de ellas son epífitas, es decir, viven sobre otras plantas, y se alimentan de micropartículas atmosféricas y cualquier cambio en los patrones de lluvia o temperatura, será percibido por ellas. Al verse amenazadas, migran, se desplazan a zonas más altas”.

Explica que a través de algoritmos matemáticos y modelación de áreas se pueden proyectar a 20, 30 y más años esos cambios, para que corporaciones ambientales, ONG y municipios puedan tomar decisiones y determinar zonas a proteger, entre otros aspectos.

La investigación del profesor Reina empezó hace cinco años como parte del proyecto de tesis de doctorado en la Universidad de Barcelona. Destaca las nuevas tecnologías en la investigación, entre ellas el uso de drones, para captar imágenes y datos en sitios de difícil acceso o muy altos pues algunas se hallan en árboles a 15, 20 y mas metros de altura. Agrega que una limitante es la falta de recursos y la necesidad de más apoyo para seguir estas investigaciones y registros. “Hay mucho por descubrir”, resalta.



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