jueves, 30 de julio de 2015

Investigadores antioqueños buscan la clave de los cafés especiales

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En el marco del programa “Antioquia: origen de cafés especiales”, liderado por la administración departamental, la Universidad Nacional fue invitada, hace dos años, a realizar esta investigación. Con los resultados del estudio, la Secretaría de Productividad y Competitividad aspira a mejorar la calidad del café paisa. Se investigan las variables que influyen en la composición del grano y la calidad del sabor y el aroma de los cafés especiales de Antioquia, con el fin de ayudar a los cultivadores a controlarlas y, lo más ambicioso, a replicarlas. 

Este es un programa de investigación estructurado en cuatro líneas, el cual inició a finales de 2013 e irá hasta el último trimestre de este año. Se trata de darle una explicación científica y técnica a los procedimientos realizados, para que una finca, bajo ciertos tratamientos, obtenga determinadas notas o puntuaciones (atributos de sabor). Para esta búsqueda, la Universidad Nacional definió un equipo de científicos que lidera cada una de las vertientes de la investigación: Cultivo, Fermentación, Secado del Grano y Modelación de los Datos Obtenidos.

¿Qué es un café especial?

En el mundo de los cafés especiales, cada lote de grano obtiene su precio por el sabor final en taza. Catadores especializados y certificados por las asociaciones internacionales valoran 10 aspectos del sabor de la bebida —preparada bajo estrictos protocolos—, y para cada uno de ellos asignan un valor de 1 a 10. Así, un café entre 8,0 y 8,5 puntos es de muy buena calidad. 

Un café especial es aquel que supera los 8,5 puntos. Sus cualidades incitan a compradores provenientes de Japón, Corea del Sur, Estados Unidos, Australia y los países escandinavos, a pagarlo como un delicioso tesoro natural. Esa calidad es un fenotipo, es decir, el resultado de la interacción entre la genética y el ambiente. 

Metodología del programa
La metodología de trabajo, con fines pedagógicos, fue nombrada 5-10-2.000: 5 núcleos o regiones, 10 fincas en cada núcleo y 2.000 metros cuadrados del cultivo que se toman las muestras para experimentar. 

En las 50 fincas se hizo un detallado análisis de suelos. Simultáneamente, se instalaron cinco estaciones climatológicas —una por núcleo o región—, para determinar el comportamiento de lluvias, radiación solar, temperaturas, humedad relativa y velocidad y dirección de los vientos. Igualmente se hizo seguimiento a las prácticas del cultivo, con especial atención en aplicaciones de plaguicidas y fertilizantes a lo largo del período de llenado del grano, de ésta se extrajeron 300 muestras para análisis, seis por cada finca cafetera. Dos se procesaron con los métodos tradicionales del cultivador y las cuatro restantes fueron material para experimentación.

Tras recolectar la cosecha, se dio inicio a la fermentación, proceso mediante el cual se retira la cubierta natural del grano, con o sin el uso de agua y enzimas (seco). Este paso en la producción es clave para el sabor final y fue realizado por los cultivadores con sus métodos tradicionales. La ciencia, por su parte, generó ambientes controlados en los que se evaluaron variables como temperatura, pH y tiempo de fermentación. 

Con estos experimentos se alcanzaron resultados concretos para mejorar las características del café antioqueño, logrando mejoras en la calidad de taza, en comparación con los procesos tradicionales.

 En Antioquia florecen 72.000 hectáreas de cafés especiales. 


 De la producción de cafés especiales dependen 25.000 familias, según cifras de la gobernación.


 El estudio se adelantó en 50 fincas cafeteras de Antioquia.




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