jueves, 7 de mayo de 2015

¿“Apagar” y “encender” genes para frenar el envejecimiento?

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Un grupo de científicos ha dado un paso más en el intento de comprender y quizás contrarrestar el fenómeno del envejecimiento. El equipo, liderado por el español Juan Carlos Izpisua en el Instituto Salk en La Jolla (California) y en colaboración con la Universidad Católica de Murcia, ha encontrado nuevas evidencias que relacionan el envejecimiento con la epigenética.

El hallazgo, publicado en la revista Science, es importante porque la epigenética tiene la capacidad de influir globalmente sobre el funcionamiento del organismo, ya que funciona como un sistema de etiquetado que da instrucciones a las células para saber lo que deben hacer con cada uno de sus genes.

“En nuestro trabajo hemos demostrado la importancia de la epigenética en el proceso de envejecimiento”, señala Izpisua. “En el futuro, mediante el desarrollo de nuevas herramientas de edición genética podremos intentar frenar o incluso revertir el proceso de envejecimiento. De hecho, ya estamos trabajando en la investigación de estas tecnologías”.

Tal como explica Marcos Malumbres, investigador en cáncer y división celular del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), “este tipo de estudios son muy importantes porque podrían permitir en el futuro retrasar el envejecimiento a nivel global y proteger el genoma de las alteraciones”. El objetivo de estas investigaciones sería entonces contrarrestar la pérdida de información epigenética que ocurre con los años y que provoca que “el genoma pierda capacidad de responder a las necesidades”.

Editando genes

Precisamente para ver qué ocurre en las células cuando envejecen, el equipo del Salk Institute ha recurrido a unas modernas técnicas de editado genético que permiten eliminar la actividad de ciertos genes para observar los efectos (hace unas semanas, otras técnicas de edición le permitieron a este equipo diseñar una técnica para tratar enfermedades mitocondriales).

En este caso en concreto, inactivaron un gen implicado en el síndrome de Werner, que se caracteriza por provocar envejecimiento prematuro en los afectados, para simular la enfermedad en unas células cultivadas en laboratorio.
Después de aplicarlas, “nuestros resultados muestran que la mutación que causa el síndrome de Werner provoca la desorganización de la heterocromatina, y que esta disrupción del empaquetado del ADN es un proceso clave en el envejecimiento”, asegura.

De hecho, las personas que sufren este síndrome (una de cada 200 mil personas en Estados Unidos) padecen enfermedades relacionadas con el envejecimiento tales como las cataratas, la diabetes de tipo 2, la osteoporosis, el cáncer, etc, y suelen morir entre los 40 y los 50 años.

La epigenética es clave

Además, este proceso de regulación epigenética es aún más importante, porque opera de forma permanente y es responsable de que “una célula hepática fabrique las proteínas de una célula hepática y no las de una célula del epitelio intestinal, aunque tengan los mismos genes”, tal como ha explicado Marcos Malumbres.

Si las investigaciones continúan avanzando en la dirección de la edición epigenética, se mejorarían los sistemas naturales de reparación con los que ya cuenta el organismo. De hecho, de forma permanente está reparando las alteraciones que van apareciendo con el paso de los años y en parte a causa de la presencia de compuestos tóxicos o los rayos ultravioleta.

Pero con la edad, incluso estos sistemas de reparación van perdiendo su eficacia y se van acumulando los problemas. Por todo esto, la investigación en este campo resulta clave para el envejecimiento y el cáncer.

Fuente: ABC España / Gonzalo López Sánchez

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