G+
El Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico del Agua (CIDTA)
de la Universidad de Salamanca, en España, coordina durante cuatro años
(2014-2017) un proyecto europeo que busca nuevas biotecnologías para el
tratamiento de aguas industriales contaminadas con metales. En la
actualidad, investigadores españoles, portugueses y franceses estudian a
escala de laboratorio tres procesos diferentes para eliminar los
metales de las aguas por medio de distintos componentes y procesos
biológicos y próximamente, a partir del tercer año del proyecto, se
construirán tres plantas de demostración en tres factorías industriales,
una del sector minero, una industria de metalizados y una industria
cerámica.
“La normativa obliga a las industrias que producen efluentes con
contenido metálico a tener en su propia factoría sistemas de tratamiento
de aguas, ya que los contaminantes metálicos de sus aguas residuales
son especialmente tóxicos y no pueden verterse al medio ambiente o al
alcantarillado, ya que, en este caso, si fueran a la depuradora
municipal correspondiente, inhibirían los procesos de depuración de los
contaminantes urbanos”, explica a DiCYT Manuel García Roig, director del
CIDTA.
A pesar de que las industrias ya tienen en cuenta estas restricciones
y se ocupan del tratamiento de sus aguas residuales, sería deseable
rebajar aún más el contenido en elementos tóxicos como el mercurio, el
plomo y el cadmio, así que este proyecto europeo, denominado ‘BIOMETAL
DEMOnstration plant for the biological rehabilitation of metal
bearing-wastewaters’, ensaya métodos biológicos para conseguirlo.
Por una parte, la Universidad Complutense de Madrid y la Escuela de
Minas de Alès (Francia) trabajan en un proceso de bioadsorción de
metales, haciendo buen uso de la capacidad que tienen algunas biomasas
de adsorber sobre su superficie estos contaminantes, dejando limpias las
aguas que los contienen. Los investigadores trabajan con sustancias
procedentes de pulpa de remolacha, algas y quitosano, elemento producido
a partir de la quitina, presente en el exoesqueleto de artrópodos y
crustáceos.
Por otra parte, la Universidad del Algarve, en Portugal, trabaja con
bacterias que crecen en presencia de nutrientes orgánicos en aguas
ácidas que contienen sulfatos metálicos. Estos microorganismos reducen
los sulfatos metálicos, solubles en agua, a sulfuros metálicos,
insolubles en agua. De esta forma, tales aguas residuales quedan limpias
de metales en presencia de las bacterias.
Finalmente, el CIDTA trabaja con “un sistema de bioprecipitación de
metales basado en bacterias capaces de biocatalizar la hidrólisis de
fosfatoésteres”, detalla su director. Este proceso que estudia la
Universidad de Salamanca es más sofisticado que los anteriores y los
científicos se han encontrado con algunos problemas utilizando la enzima
fitasa inmovilizada sobre queratina de residuos de pelos de cerdo. Así
que la investigación ha tomado un nuevo rumbo. “Nos hemos centrado en un
tipo de bacterias aisladas de aguas residuales industriales
contaminadas con metales y con capacidad de biocatalizar la hidrólisis
de fosfatoésteres”, comenta García Roig. Los científicos quieren
comprobar la eficacia de estos microorganismos para lograr precipitar
fosfatos metálicos, eliminando así los metales de las aguas.
Al finalizar los dos primeros años de trabajo, en diciembre de 2015,
se compararán los resultados obtenidos con cada método y el comité
científico del proyecto elegirá el proceso o la combinación de procesos
más eficiente para la construcción de tres plantas piloto de
demostración que tratarán aguas reales a una escala casi real.
Dos de ellas se instalarán en España, en la factoría de metalizados
Goñabe de Valladolid y en la empresa cerámica Endeka Ceramics de
Castellón; y una en Portugal, en la mina de São Domingos. Cada uno de
estos casos tiene sus particularidades y los dos últimos años del
proyecto, hasta diciembre de 2017, servirán para realizar un seguimiento
de la depuración biológica de sus aguas en condiciones reales de
funcionamiento.
Desde un primer momento, la coordinación científica del proyecto se
ha realizado desde el CIDTA, ya que la idea del proyecto nació en
Salamanca, así como la formalización del consorcio de empresas e
investigadores que participan en la iniciativa. El presupuesto total es
de 4,3 millones de euros, de los que 2,9 proceden de la Unión Europea y
el resto son aportados por los socios.
Fuente: José Pichel
Andrés/DICYT
También te podría interesar:
También te podría interesar:
No hay comentarios:
Publicar un comentario