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Como resultado del proceso evolutivo, el parásito causante de la malaria
y su vector cambian, generando nuevas formas de evadir las medidas de
control. Ante ello, una estrategia que se ha propuesto para controlar la
transmisión de la enfermedad es modificando a los mosquitos, para
hacerlos “refractarios” al desarrollo del parásito y, por lo tanto,
incapaces de propagar la infección.
Fidel de la Cruz Hernández, del
Departamento de Infectómica y Patogénesis Molecular del Centro de
Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) es uno de los expertos
mexicanos que han trabajado sobre esta línea y, entre otros temas de
investigación, ha estudiado un gen del mosquito Anopheles conocido como
croque-mort (enterrador en francés).
El producto del gen “enterrador”,
descubierto originalmente en la mosca de la fruta Drosophila
melanogaster, y que existe también en el mosquito Anopheles transmisor
del paludismo, literalmente se “come” los desechos, incluyendo
microorganismos muertos. Por estos antecedentes se esperaba que
croque-mort daría resistencia al mosquito ante la infección por
Plasmodium.
El grupo liderado por el investigador y
Mónica González-Lázaro, en colaboración con científicos de la
Universidad de Baltimore (Maryland, EU), suprimió la expresión del
mencionado gen con la hipótesis de que se multiplicaría la reproducción
de los parásitos causantes de malaria. La sorpresa fue que se observó el
efecto contrario, es decir, al “apagar” el gen se inhibió también la
reproducción del Plasmodium.
“Aparentemente el parásito sigue una
estrategia similar a la del VIH, el virus causante del Sida, en cuanto a
que utiliza el sistema inmunitario del mosquito para reproducirse”,
comentó De la Cruz Hernández.
En la lucha contra esta enfermedad, las
medidas más efectivas se han dirigido a modificar la densidad de la
población de mosquitos transmisores. En años recientes se han propuesto
nuevas estrategias basadas en aplicaciones de la biología molecular.
De la Cruz Hernández explicó que este
tipo de tecnología ya es accesible en países como Inglaterra, donde la
compañía Oxitec patentó una variedad de mosquitos modificados
genéticamente en la cual las hembras no pueden remontar el vuelo,
condición indispensable para aparearse.
Por ello, el académico del Cinvestav
consideró que podrían ser una opción para combatir no sólo al mosquito
Anopheles, sino a muchos otros insectos patógenos. “Esta misma
tecnología podría utilizarse para combatir plagas agrícolas como la
mosca de la fruta mexicana o el salivazo de la caña”.
El científico recordó que gracias a las
medidas sanitarias aplicadas, el paludismo se mantiene controlado en el
país, pese a que tiene todas las condiciones geográficas para su
transmisión, sobre todo en los estados de Yucatán, Chiapas, Oaxaca,
Puebla y Tamaulipas.
Por estas razones, sugirió no “bajar la
guardia” ante esta infección, pese a que la variedad del parásito en
México y que en el pasado causó problemas es el Plasmodium vivax, que no
es tan peligroso, potencialmente mortal, como el Plasmodium falciparum
presente en África.
Fuente: ID, México.
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